Depresión

La depresión es una enfermedad, que se expresa a través de las emociones y el estado de ánimo así como por síntoma físicos. Eso es lo que nos lleva muchas veces a pasarla desapercibida ya que pensamos que la persona que la padece “no anda de buen humor”, “está chiflada” o “sólo quiere llamar la atención”.
Se estima que alrededor de un 5% de la población general padece depresión mayor. Así mismo, cerca del 40% de las personas padecerán de un trastorno depresivo en algún momento de su vida.

 ¿Existe la depresión o es una enfermedad inventada?

 El trastorno depresivo es una enfermedad que afecta el organismo (cerebro), el ánimo, y la manera de pensar. Afecta la forma en que una persona come y duerme. Afecta cómo uno se valora a sí mismo (autoestima) y la forma en que uno piensa.
Un trastorno depresivo no es lo mismo que un estado pasajero de tristeza.
No indica debilidad personal.
No es una condición de la cual uno puede liberarse a voluntad.
La baja autoestima es común con la depresión, al igual que los arrebatos repentinos de ira y falta de placer en actividades que normalmente lo hacen feliz, incluyendo la actividad sexual.
Es posible que los niños deprimidos no tengan los síntomas clásicos de la depresión en los adultos. Vigile especialmente los cambios en el rendimiento escolar, el sueño y el comportamiento. Si usted cree que su hijo podría estar deprimido, vale la pena consultarlo con el médico.
 Las personas que padecen de un trastorno depresivo no pueden decir simplemente "ya basta, me voy a poner bien". Sin tratamiento, los síntomas pueden durar semanas, meses e incluso años. Sin embargo, la mayoría de las personas que padecen de depresión puede mejorar con un tratamiento adecuado.
 Si usted está deprimido también puede tener dolores de cabeza, otros malestares y dolores, problemas digestivos y problemas relacionados con el sexo. Una persona en la tercera edad deprimida puede sentirse confundida o tener dificultad para comprender incluso cosas simples que se le pida hacer.
No todas las personas que están en depresión padecen de todos los síntomas. Algunas padecen de unos pocos síntomas, otras tienen muchos. La gravedad de los síntomas varía según la persona y también puede variar con el tiempo.

• Depresión Estado de ánimo triste, ansioso o "vacío" en forma persistente.
• Sentimientos de desesperanza, abandono y pesimismo.
• Sentimientos de inutilidad, odio a sí mismo y culpa inapropiada.
• Pérdida de interés o placer en pasatiempos y actividades que antes se disfrutaban, incluyendo la actividad sexual.
• Disminución o falta de energía, fatiga, agotamiento, sensación de estar "en cámara lenta."
• Dificultad para concentrarse, recordar y tomar decisiones.
• Insomnio, despertarse más temprano o dormir más de la cuenta.
• Pérdida de peso, apetito o ambos, o por el contrario comer más de la cuenta y aumento de peso.
• Pensamientos de muerte o suicidio; intentos de suicidio.
• Inquietud, irritabilidad, Agitación.
• Síntomas físicos persistentes que no responden al tratamiento médico, como dolores de cabeza, trastornos digestivos y otros dolores crónicos. Dificultad para conciliar el sueño o exceso de sueño.
• Inactividad y retraimiento de las actividades usuales.


TIPOS DE DEPRESIÓN



 La depresión generalmente se clasifica en términos de gravedad como leve, moderada o severa. El médico puede determinar el grado de la depresión, lo cual influencia la forma como se debe tratar.
 Los tipos de depresión son:
 Depresión grave: deben presentarse 5 o más síntomas de la lista de arriba, durante al menos dos semanas, aunque esta afección tiende a continuar por al menos 6 meses. (La depresión se clasifica como depresión menor si se presentan menos de 5 de estos síntomas durante al menos dos semanas). En otras palabras, la depresión menor es similar a la depresión mayor o grave, excepto que la primera sólo tiene de 2 a 4 síntomas).
Depresión atípica: ocurre en aproximadamente un tercio de los pacientes con depresión. Los síntomas abarcan comer y dormir en exceso. Estos pacientes tienden a tener un sentimiento de estar oprimidos y reaccionan fuertemente al rechazo.
Distimia: una forma de depresión más leve que dura hasta 2 años.
 Otras formas comunes de depresión abarcan:
 Depresión posparto: muchas mujeres se sienten deprimidas después de tener el bebé, pero la verdadera depresión posparto es poco común.
Trastorno disfórico premenstrual (PMDD, por sus siglas en inglés): síntomas depresivos que ocurren una semana antes de la menstruación y desaparecen después de menstruar.
Trastorno afectivo estacional (SAD, por sus siglas en inglés): ocurre durante las estaciones de otoño e invierno y desaparece durante la primavera y el verano, probablemente debido a la falta de luz solar.
La depresión también puede ocurrir con manías (conocida como depresión maníaca o trastorno bipolar). En esta afección, los estados de ánimo están en un ciclo entre manía y depresión.
 La depresión es más común en las mujeres que en los hombres y es especialmente frecuente durante los años de adolescencia. Los hombres parecen buscar ayuda con relación a sentimientos de depresión con menos frecuencia que las mujeres; por lo tanto, las mujeres pueden simplemente tener más casos documentados de depresión.


CAUSAS DE LA DEPRESIÓN



 Algunos tipos de depresión tienden a afectar miembros de la misma familia, lo cual sugeriría que se puede heredar una predisposición biológica. Al parecer, hay otros factores adicionales que contribuyen a que se desencadene la enfermedad: posiblemente tensiones en la vida, problemas de familia, trabajo o estudio.
 En algunas familias la depresión severa se presenta generación tras generación. Sin embargo, la depresión severa también puede afectar a personas que no tienen una historia familiar de depresión. Sea hereditario o no, el trastorno depresivo severo está a menudo asociado con cambios en las estructuras o funciones cerebrales, es decir, se presentan cambios fisiológicos a nivel cerebral.
 Las personas con poca autoestima se perciben a sí mismas y perciben al mundo en forma pesimista. Las personas con poca autoestima y que se abruman fácilmente por el estrés están predispuestas a la depresión. No se sabe con certeza si esto representa una predisposición psicológica o una etapa temprana de la enfermedad.
 En los últimos años, la investigación científica ha demostrado que algunas enfermedades físicas pueden acarrear problemas mentales. Enfermedades tales como los accidentes cerebro-vasculares, los ataques del corazón, el cáncer, la enfermedad de Parkinson y los trastornos hormonales, pueden llevar a una enfermedad depresiva. La persona enferma y deprimida se siente apática y sin deseos de atender a sus propias necesidades físicas, lo cual prolonga el periodo de recuperación. La pérdida de un ser querido, los problemas en una relación personal, los problemas económicos, o cualquier situación estresante en la vida (situaciones deseadas o no deseadas) también pueden precipitar un episodio depresivo. Las causas de los trastornos depresivos generalmente incluyen una combinación de factores genéticos, psicológicos y ambientales. Después del episodio inicial, otros episodios depresivos casi siempre son situación de estrés, por lo que es frecuente encontrar episodios depresivos recurrentes en una misma persona.



Las causas más comunes que pueden desencadenar una depresión son:



 • Alcoholismo o drogadicción
• Eventos en la infancia como maltrato o rechazo
• Estrés crónico
• Muerte de un amigo o familiar
• Una desilusión en el hogar, en el trabajo o en la escuela (en los adolescentes, por ejemplo, puede darse por la ruptura de relaciones con el novio o la novia, perder una materia o el divorcio de los padres)
• Medicamentos como tranquilizantes y antihipertensivos
• Enfermedades como hipotiroidismo (baja actividad de la tiroides), cáncer o hepatitis
• Deficiencias nutricionales (como falta de folato y ácidos grasos omega-3)
• Pensamientos demasiado negativos acerca de uno mismo y la vida, culparse a sí mismo y fracaso con las habilidades para resolver problemas sociales
• Un dolor prolongado o tener una enfermedad grave
• Problemas de sueño
• Aislamiento social (común en los ancianos)


¿Qué Puedo Hacer?



Si usted presenta depresión por un periodo de dos semanas o más, debe ponerse en contacto con el médico, quien le puede ofrecer opciones de tratamiento. Sin importar si presenta una depresión leve o una depresión mayor, las siguientes medidas de cuidados personales pueden ayudar:

Duerma bien
Consuma una dieta nutritiva y saludable
Haga ejercicio regularmente
Evite el consumo de alcohol, marihuana y otras drogas psicoactivas
Involúcrese en actividades que normalmente le den felicidad, incluso si no siente deseos de hacerlo. Pase el tiempo con familiares y amigos
Trate de hablar con clérigos o consejeros espirituales quienes pueden ayudar a darle sentido a experiencias dolorosas.
Piense en la oración, la meditación, el tai chi o la biorretroalimentación como formas de relajarse o sacar a flote las fortalezas interiores.
Agregue ácidos grasos omega-3 a la dieta, los cuales se pueden obtener del pescado de agua fría como el atún, el salmón o la caballa.
Tome folato (vitamina B9) en forma de un suplemento multivitamínico (400 a 800 microgramos)

 Muchas otras personas ensayan con una hierba popular que no requiere receta médica llamada la hierba de San Juan. Algunos estudios sugieren que este remedio puede servir para la depresión leve, pero no para la depresión moderada o severa. Tenga cuidado con esta hierba, ya que tiene muchas interacciones potenciales con drogas y NO SE DEBE tomar con antidepresivos recetados, píldoras anticonceptivas, inhibidores de proteasa para VIH, teofilina, warfarina, digoxina, reserpina, ciclosporina o loperamida. Consulte con el médico si está pensando en utilizar esta hierba para la depresión leve.

 En caso de presentarse depresión moderada a severa, probablemente el plan de tratamiento más efectivo será una combinación de orientación psicológica y medicamentos.
Los trastornos depresivos hacen que uno se sienta exhausto, inútil, desesperanzado y desamparado. Esas maneras negativas de pensar y sentirse hacen que las personas quieran darse por vencidas. Es importante ser consciente de que las maneras negativas de ver las cosas son parte de la depresión. Estas son distorsiones que, por lo general, no se basan en circunstancias reales. Los pensamientos negativos desaparecen cuando el tratamiento empieza a hacer efecto.

​ Mientras tanto:

• Fíjese metas realistas, tomando en cuenta la depresión, y no trate de asumir una cantidad excesiva de responsabilidades
• Divida las metas en partes pequeñas, establezca prioridades y haga lo que pueda cuando pueda
• Trate de estar acompañado y de confiar en alguna persona; siempre es mejor que estar solo y no hablar con nadie
• Tome parte en actividades que le ayuden a sentirse mejor.
• Haga ejercicio liviano, vaya al cine, vaya a un juego deportivo, o participe en actividades recreativas, religiosas, sociales o de otro tipo. Todo eso puede ayudar
• No espere que su estado de ánimo mejore de inmediato, sino gradualmente. Sentirse mejor toma tiempo.
• Es aconsejable que posponga las decisiones importantes hasta que la depresión mejore. Antes de hacer cambios importantes, como cambiar de trabajo, casarse o divorciarse, consulte con personas que lo conozcan bien y tengan una visión más objetiva de su situación.
• La gente rara vez sale de una depresión de un día para el otro. Pero se puede sentir un poco mejor cada día.
• Recuerde, patrones positivos de pensamiento eventualmente van a reemplazar los pensamientos negativos que son parte de la depresión. Los patrones negativos van a desaparecer tan pronto su depresión responda al tratamiento. Recuerde, tan pronto su depresión responda al tratamiento, los pensamientos negativos van a ser reemplazadas por pensamientos positivos.
• Deje que sus familiares y amigos le ayuden.



Cómo pueden los familiares y amigos ayudar a la persona deprimida



 Lo más importante que alguien puede hacer por la persona deprimida es ayudarle a que reciba el diagnóstico y tratamiento adecuados. Esto tal vez implique que tenga que aconsejar al paciente para que no deje el tratamiento antes de que los síntomas puedan empezar a aliviarse (varias semanas). Tal vez implique ayudarle a obtener un tratamiento diferente, si no se observa ninguna mejoría con el primer tratamiento. En ocasiones puede requerir que el familiar o amigo haga una cita y acompañe a la persona deprimida al médico. A veces es necesario asegurarse que la persona deprimida esté tomando el medicamento. A la persona deprimida se le debe recordar que obedezca las órdenes médicas con respecto a beber bebidas alcohólicas mientras está medicado. Otra cosa muy importante es dar apoyo emocional.
​ Esto implica comprensión, paciencia, afecto y estímulo. Busque la forma de conversar con la persona deprimida y escucharla con atención. No minimice los sentimientos que el paciente expresa pero señale la realidad y ofrezca esperanza. No ignore comentarios o alusiones al suicidio. Informe al terapeuta si la persona deprimida hace comentarios sobre la muerte o el suicidio. Invite a la persona deprimida a caminar, pasear, ir al cine y a otras actividades. Persista con delicadeza si su invitación es rechazada. Fomente la participación del paciente en actividades que antes le daban placer, como pasatiempos, deportes, actividades religiosas o culturales, pero no fuerce a la persona deprimida a hacer demasiadas cosas demasiado pronto. La persona deprimida necesita diversión y compañía, pero demasiadas exigencias pueden aumentar su sentimiento de fracaso.
No acuse a la persona deprimida de simular enfermedad o ser perezoso, ni espere que salga de esa situación de un día para el otro. Con tratamiento, la mayoría de las personas mejoran. Tenga eso presente y continúe repitiéndole a la persona deprimida que con tiempo y ayuda va a sentirse mejor.

EVALUACIÓN DIAGNÓSTICA Y TRATAMIENTO



 El primer paso para recibir un tratamiento adecuado para la depresión consiste en un examen médico. Ciertos medicamentos, así como algunas enfermedades, por ejemplo infecciones vitales, pueden producir los mismos síntomas que la depresión. El médico debe descartar esas posibilidades por medio de un examen físico, entrevista del paciente y análisis de laboratorio. Si causas físicas son descartadas, el médico debe realizar una evaluación psicológica o psiquiatrica.
Una buena evaluación diagnóstica debe incluir una historia médica completa. ¿Cuándo comenzaron los síntomas, cuánto han durado, qué tan serios son? Si el paciente los ha tenido antes, el médico debe averiguar si los síntomas fueron tratados y qué tratamiento se dio. El médico también debe preguntar acerca del uso de alcohol y drogas, y si el paciente tiene pensamientos de muerte o suicidio. Además, la entrevista debe incluir preguntas sobre otros miembros de la familia. ¿Algún pariente ha tenido depresión y si fue tratado, qué tratamientos recibió y qué tratamientos fueron efectivos?
Por último, una evaluación diagnóstica debe incluir un examen del estado mental para determinar si los patrones de habla, pensamiento o memoria se han afectado, como pasa algunas veces en el caso de enfermedad depresiva o maníaco-depresiva.
La selección del tratamiento dependerá del resultado de la evaluación. Existe una gran variedad de medicamentos antidepresivos y psicoterapias que se pueden utilizar para tratar los trastornos depresivos. La psicoterapia sola es efectiva en algunas personas con formas más leves de depresión. Las personas con depresión moderada o severa más a menudo mejoran con antidepresivos. La mayoría obtienen un resultado óptimo con un tratamiento combinado de medicamentos para obtener un alivio relativamente rápido de los síntomas y psicoterapia para aprender a enfrentar mejor los problemas de la vida, incluyendo la depresión. El psiquiatra puede recetar medicamentos y una de las diversas formas de psicoterapia que han mostrado ser efectivas para la depresión, o ambos, dependiendo del diagnóstico del paciente y de la seriedad de los síntomas.
Para las personas que se encuentran tan deprimidas que son incapaces de valerse por sí mismas o que tienen una tendencia suicida y no se les puede cuidar de manera segura en la comunidad, puede ser necesaria la hospitalización psiquiátrica.
La terapia electro-convulsiva (TEC o "Electro-shock") es útil, especialmente para los pacientes cuya depresión es severa o pone su vida en peligro y para los pacientes que no pueden tomar antidepresivos. La TEC es a menudo efectiva en casos en que los medicamentos antidepresivos no proporcionan un alivio suficiente. En los últimos años la TEC se ha perfeccionado mucho. Antes de administrar el tratamiento, que se hace bajo anestesia de duración breve, se administra un relajante muscular. Se colocan electrodos en sitios precisos de la cabeza, para enviar impulsos eléctricos. La estimulación ocasiona una convulsión breve (aproximadamente 30 segundos) dentro del cerebro. La persona que recibe TEC no percibe conscientemente el estímulo eléctrico. Para obtener el máximo beneficio terapéutico se requieren varias sesiones de TEC, usualmente programadas con un promedio de tres por semana.